El Gobierno de Aragón está llevando a tal límite el tema de Gran Scala que ha defraudado las ambiciones y expectativas de enriquecimiento rápido que sus declaraciones oficiales han generado, y va a acabar poniendo en tela de juicio hasta el propio nombre de Aragón. Baste recordar las declaraciones de Jaume Riera, portavoz del proyecto en España, que consideraba fuera de lugar las pretensiones de los propietarios de las tierras de obtener también beneficios en la lluvia de riquezas anunciada por este gobierno que nos hemos ganado a pulso.
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